miércoles, 31 de mayo de 2017

Rodando un documental [Parte 2]

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            En esta segunda y última parte de mi reportaje sobre el rodaje de nuestro documental El sistema educativo; un diálogo transversal, descubriréis un poquito más sobre su grabación y, ante todo, sobre el largo y tedioso proceso de edición. Particularmente lo encuentro apasionante, y consigue que me sienta muy realizado cuando el resultado final es satisfactorio, pero he de reconocer que invertí en él más tiempo del que un estudiante de primero de bachillerato debería poder permitirse…

3. Producción (2/2)
            El rodaje de las entrevistas a nuestros compañeros, que nos dieron su opinión sobre el sistema educativo, era posiblemente la parte del proceso que más nervios nos producía. A diferencia de los segmentos narrativos, las entrevistas no estaban guionizadas, y nos exponíamos a que las opiniones de nuestros compañeros divergieran de nuestro mensaje. Pese a ello, nuestra filosofía era la de retratar con fidelidad su opinión, sin alterar su mensaje con un montaje engañoso que desvirtuara o descontextualizara sus palabras. Obviamente fue necesario recortar mucho, puesto que la duración del material bruto excedía demasiado a la longitud deseada para nuestro documental, pero aún así tratamos de hacer un recorte justo y de buscar un contraste de ideas con preguntas que se refirieran directamente a aspectos positivos y negativos. Viendo el resultado final, se hace patente que las opiniones de cada uno de nuestros compañeros con respecto al tema tratado son muy diferentes, pero eso lo hace si cabe más interesante.


            Todas las entrevistas se grabaron en la biblioteca del centro o en el salón de actos con permiso del profesorado, aunque en este último la acústica estuviera lejos de ser óptima. Todos los entrevistados se ofrecieron voluntariamente a participar tras nuestra petición abierta, y en ningún caso se escogieron a dedo ni se condicionó su respuesta. Por otra parte, nuestras propias opiniones fueron grabadas en el salón de Guilherme, y estas, aunque también espontáneas, eran más extensas por el hecho de haber pasado semanas reflexionando sobre el tema.

4. Postproducción
            Mentiría si dijera que invertí en el montaje de este documental menos de treinta horas. Efectivamente, es un proceso muy largo, que requiere una constante revisión del material. Para ello, se pueden utilizar programas de edición de vídeo como el Sony Vegas, Pinnacle Studio o, como es nuestro caso, el Power Director. Todos ellos son programas que permiten una edición avanzada y asequible, dejando en pañales a opciones más básicas como Movie Maker pero aún por detrás de otros utilizados en la industria del cine, cuyos precios son prohibitivos para nuestros bolsillos y sus especificaciones técnicas y posibilidades gráficas inalcanzables para nuestro ordenador.

Comencé por seleccionar todas las tomas válidas, para después editarlas por escenas o preguntas y finalmente juntar todo en un solo y definitivo vídeo. Para ello, tuve que tratar cada plano individualmente, haciendo una limpieza del ruido de fondo, corrección y edición de color y exposición… no sin antes escoger qué partes de las intervenciones de los estudiantes deberían estar incluidas en el montaje final y cuáles no. Esto, como podéis imaginar, supuso un auténtico quebradero de cabeza.

A la hora de editar hay que tener muchas cosas en cuenta; el papel que jugará la banda sonora, los efectos de sonido… (porque sí, hay muchos y a menudo pasan desapercibidos por el hecho de resultar creíbles, pero no por ello dejan de tener mucho trabajo detrás). Aunque lo más importante es conocer las claves del montaje y mantener el raccord, es decir, la continuidad, tanto en la imagen, escenario, sonido, iluminación… esto no siempre es sencillo con recursos limitados, y las miradas más atentas podrán percibir de vez en cuando algún que otro error. Aún así, llegamos a conseguir que la transición entre planos fuera fluida, algo que, cuando se hace bien, pasa desapercibido, pero cuando no es así resulta muy molesto a los ojos del espectador.

4. 2. Postproducción (Efectos especiales)
Aunque todas estas cuestiones técnicas que como director y editor me gusta detallar quizás no parezcan interesantes desde fuera… lo sé, estáis aquí por una cosa, y son los efectos especiales. En este documental, por su propia naturaleza, hay pocos y relativamente sencillos, aunque no por ello menos tediosos. Fueron posiblemente lo que más alargó el proceso de edición, y a continuación trataré de detallar a grandes rasgos como se crearon los más importantes.


Nada más comenzar el documental, los letreros que aparecen en pantalla desaparecen a mi paso. Una simple cuestión de enmascaración de imagen, de modo que existen dos planos idénticos superpuestos y uno de ellos no tiene fondo, de modo que mi figura se superponga al texto y este desaparezca cuando es invisible. De momento, sencillo.

La primera gran sorpresa es la creación de las sombras, esas siluetas que se desprenden a mi paso y van cambiando de color con el paso de los segundos. Para lograr este efecto hice uso de un recurso que se verá de nuevo más tarde. Por cada sombra creada, capturé tres frames de la imagen, aislé  mi silueta del fondo con un programa de edición de fotografía y luego superpuse cada imagen al frame original. Después fui aplicando efectos a cada frame, variando la transparencia, el color y el enfoque, para crear la ilusión de la aparición de la sombra que, como he dicho, aparece en tres frames de forma progresiva. Su aparición es rápida, pero para que quede fluida hay que trabajarla frame a frame, algo que es tan tedioso como parece.  Repetir el efecto varias veces (y después desde otro ángulo y a la inversa para que desaparezcan) y añadir efectos de sonido es lo que realmente lo vende al espectador..


Más tarde el título del documental se proyecta en el cielo con un sencillo método de rastreo de movimiento (para anclar el movimiento del texto al del instituto, nada que requiera demasiada precisión), pero esta misma técnica se utiliza más tarde y de forma más compleja cuando la nube de palabras que atormentan a uno de los estudiantes se arremolina en torno a su cabeza. Este proceso se repitió muchas veces y aplicando diferentes efectos y tiempos a los textos para que fuese más dinámico.

La desaparición del cuerpo de Guilherme al tocar su cama, dejando solo su ropa, su caparazón, es en nuestra opinión el efecto menos conseguido. Fue la última escena en ser editada, y ante la falta de tiempo la edición tuvo que ser rápida. Se rodaron dos planos desde el mismo ángulo, uno con mi compañero cayendo en la cama y otro solamente con su ropa (esto último lo tuvimos que repetir durante casi un cuarto de hora, puesto que nunca conseguíamos salir del encuadre lo suficientemente rápido). Después, tenía la intención de hacer una sutil transición en tres frames, una variante de lo que detallaba más arriba, pero al final, por falta de tiempo, todo quedó en un simple corte.


La escena del espejo es probablemente la más críptica de todo el documental (no seré yo quien lo explique, aunque insisto en que nada ha sido escrito al azar y todo tiene un significado). Pese a ello, su realización fue muy sencilla. Se rodaron dos planos desde el mismo ángulo, y luego se combinaron en uno solo con el timing correcto recortando uno de ellos. Para evitar que Guilherme sufriera ningún daño habíamos dispuesto una densa mata de cojines preparados para recibirlo una vez cayera al suelo.

La siguiente de las escenas narrativas tiene una particular carga emocional, acompañada por la interpretación y la música. Además del llamativo plano del lápiz roto cayendo a cámara lenta (con un enfático efecto de eco), se puede observar muy brevemente como mi mano se torna negra antes de dejarlo caer. Es fácil que pase desapercibido, pero en realidad llevó mucho trabajo, puesto que fue necesario enmascarar mi mano con una no muy precisa máscara de movimiento que tuve que ajustar frame a frame, para después aplicar el efecto en una imagen de mi mano que iría apareciendo progresivamente sobre el vídeo original. De nuevo, lo considero clave para el desarrollo de la escena.

Poco más queda por contar. Para la desaparición final de Guilherme utilicé una variación del recurso utilizado para la creación de las sombras al inicio del documental. Grabamos un plano vacío de la calle y luego oro con él dirigiéndose hacia la cámara y poniéndose la capucha, para luego ir deformando, estirando y difuminando su imagen frame a frame para crear la ilusión de su desvanecimiento, redondeada por el pertinente efecto de sonido.


Dicho todo esto, me gustaría destacar cómo se consigue terminar con una imagen muy potente, disponiendo los créditos junto a una pieza de ajedrez; un peón que se convierte en una reina, el débil que llega a su meta y se hace más fuerte. Esto enlaza la conclusión de nuestro documental con la cita que decidí mostrar al principio, extraída de una de mis lecturas preferidas.

Por mi parte, aquí se acaba este reportaje en dos entradas sobre la creación de nuestro documental El sistema educativo; un diálogo transversal. Si queréis saber más sobre todo lo que ocurrió detrás de las cámaras, tanto Guilherme como yo podremos solucionar vuestras dudas en clase… y quizás algún día desvelemos cómo se hizo el cortometraje que rodamos junto a Alberto y Alejandro y veremos muy pronto en clase. Claro que los magos nunca revelamos todos nuestros secretos…

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